domingo, 30 de mayo de 2010

6 SEMANA. EMPIEZO A COMER COSAS “NORMALES”

¡Sigo con las mejoras constantes!!

Muy poco a poco, con todo el cuidado del mundo, empiezo a comer cosas que antes de la intervención eran normales.
Puré de verduras, jamón dulce, tostadas, alguna galleta tipo maría dorada… incluso me he permitido éste sábado algún lujillo, como un pequeño trozo de muslo de pollo a l’ast con “all i oli” y un minúsculo trocito de “coca” de crema pastelera… en la salida de los Gegants o Gigantes de Sant Feliu de llobregat en su 25 aniversario con la “Colla de Gegants i gralles de Sant Andreu de la Barca
Fue un palizón andando, acompañando a la gente de la colla que acabó con la típica cena, esta vez, en mi antiguo colegio… miles de recuerdos infantiles acudieron de nuevo a mi mente. Y fue una noche para recordar durante mucho tiempo. El primer paso hacia la normalidad casi total.

Durante toda la semana estoy investigando y probando cosas y maneras de comer que no me hagan daño, descartando algunos alimentos hasta poder reintroducirlos en un futuro cercano e integrando otros de manera definitiva.
Tengo el serio problema con algunos alimentos que, por algún motivo, crean una especie de tapón que duele, un “enganchón”, me produce arcadas y una especie de espuma. Es muy incómodo y duele durante unas horas, que debo tomarme con calma y manzanillas o té hasta que se me pasa. Es muy desagradable.

Sobre todo, he aprendido que casi siempre me pasa cuando llevo algunas horas (3-4h) sin tomar nada. Al parecer se cierra, de alguna forma, el conducto de salida de mi nuevo estómago. Al menos, esa es la dolorosa sensación que tengo. Lo peor, es que a veces me ocurre con alimentos que ya he probado y no me habían hecho daño ni se me habían enganchado jamás, con lo que resulta bastante tedioso y desalentador…

Para minimizarlo en lo posible, los pasos que sigo son los siguientes:

* Lleve mucho o poco tiempo sin comer, unos minutos antes de hacerlo, procuro beber algún líquido. Siempre, siempre sin gas. El agua sola, no funciona demasiado bien. Incluso me ha hecho daño… y no lo entiendo. Sí que van bien las bebidas isotónicas o tipo Nestea (sin azúcar). Incluso algo parecido a un batido de yogurt, tipo Actimel o Danacol…

* Más tarde, lo que tengas que comer y probar, debe ser, durante los primeros días, triturado. Ahora, ya lo tomo todo entero, con normalidad, pero masticándolo hasta dejarlo prácticamente hecho papilla. Personalmente, no introduzco bocados muy grandes, sino trozos bastante pequeños, que mastico hasta que controlo que puedan pasar sin problemas.

Es algo a lo que cuesta acostumbrarse, pues los “gorditos” tenemos costumbre de meternos trozos muy grandes y tragarlos casi sin masticar, con lo que cuando llega la sensación de saciedad (casi 15 minutos más tarde de empezar a comer) estábamos más que pasados en nuestra ingesta.
Comiendo tan lento, habiendo comenzado con la toma de un líquido minutos antes, y masticando muchísimo una cantidad minúscula, sacio perfectamente la necesidad psicológica de comer. Psicológica porque, recordar, que desde la intervención, no he vuelto a tener hambre como tal.

* Es vital, no beber durante las comidas, pues puede sentar muy mal, por experiencia… Siempre antes de la ingesta, o media horita después.

Estos son los trucos para no tener enganchones ni vómitos. Pero… aún así, se deben probar alimentos poco a poco, introduciéndolos en el menú de uno en uno, y con toda la prudencia posible. El último enganchón fue con lentejas estofadas… impensable poder comer pollo asado o huevos fritos… y engancharse con un par de cucharadas de lentejas… En fin…

Al menos, la gente que hacía tiempo que no me veía, alucina con mi “nueva” imagen en tan poco tiempo.
Empiezo a desempolvar ropa que no había ni estrenado al no poder ponérmela… y a enterrar otras prendas que ya me van grandes de verdad…
No me operé por estar más guapo, sino más sano, pero la verdad es que me ayuda que la gente me vea cambiado… ¿empiezo a ser coqueto? No creo…

¡Hasta el próximo Lunes!!

lunes, 24 de mayo de 2010

LAS IMÁGENES MÁS ÍNTIMAS DE UN BYPASS GÁSTRICO

Estas son las imágenes que os prometí. Os advierto que son especialmente crudas. Abstenerse personas sensibles o que tengan reparos al ver vísceras y cosas viscosas vivas moviéndose y echando humo al ser seccionadas… (jajajaja, no es para tanto)

En ellas se puede apreciar parte de la intervención de Bypass gástrico por vía laparoscópica.

En la primera escena se aprecia como se parte en dos trozos el estómago, con la inserción de grapas y más tarde con la sutura con aguja y seda (impresiona la agilidad y habilidad con las herramientas laparoscópicas).

La segunda escena muestra como se une la parte del estómago al intestino delgado, con el corte de ambos órganos y la posterior sutura. Incluso si se observa con detenimiento se puede ver un bolo alimenticio en plena absorción, moviéndose atrás y adelante, antes de convertirse en… bueno, ya sabéis en que se convierte lo que comemos tras pasar por los intestinos.

Agradecer de nuevo al equipo médico del cirujano Doctor Don Carlos Ballesta que realizó la intervención, y en especial al Doctor Cesar Amaya, también cirujano y que además se ha currado el vídeo en especial para mí.
Me han devuelto la vida y encima están pendientes de las solicitudes tontas de informáticos “pesados” como yo…
¡Un saludo de todo corazón y con todo mi agradecimiento!!!

5ª SEMANA. MÁS DE UN MES. NUEVOS CAMBIOS

Esta semana, de nuevo, he dado muy buenos pasos hacia adelante… y alguno para atrás. Pero siempre dentro de lo que ya me esperaba, pues estaba avisado por el equipo médico.

Tengo que confesaros un pecadillo… He masticado un trozo de jamón serrano hasta que se ha vuelto blanco, escupiéndolo luego… Jamás se me hubiese ocurrido tragarlo. Estaba acojonado con lo que podría haber llegado a pasar. ¿Estaré mal psicológicamente? Pues un pelín, supongo que si.

Por lo que sé, no soy el único que cae en esos pecadillos, como me confesó mi compañera de quirófano, la mujer simpática que se operó justo antes que yo, el mismo día. Le pasó exactamente lo mismo con el jamón y nos lo confesamos entre risas…
Es duro mantenerse tan solo con líquidos y sin masticar. Y el jamón serrano es una tentación demasiado grande y por demasiado tiempo.

El lunes por la mañana, después de asistir a una reunión de evaluación con el profesor de mi hijo, me di cuenta que estaba bastante más fuerte que la anterior semana. Tenía una invitación para asistir como público a un programa de televisión de humor, el de Andreu Buenafuente. Me decidí a no dejar escapar esa oportunidad. . . Necesitaba reírme y evadirme un ratito junto a mi pareja y mis buenos amigos Juanfran y Juani.
El martes y el miércoles, me sentía con ganas de hacer algo más que estar en casa vegetando, o de paseíto como los jubilados. Así que pegué el madrugón y me presenté en el trabajo.

Como ya he explicado, me siento sumamente cansado, y es que hace unos años que por estas fechas sufro mi ataque de astenia primaveral, al parecer (no lo saben a ciencia cierta) causada por una reacción física desproporcionada a una sencilla alergia que año a año ha ido a más. Esta primavera se ha juntado la astenia con la debilidad de la operación y la pérdida masiva de peso por la dieta líquida…

1 cansancio + 1 cansancio = 1 agotamiento severo

Así, me presenté ante mis compañeros de trabajo, con mi mujer de chofer, pero sin espíritu suficiente para aguantar una jornada laboral de las mías de casi 13 horas presenciales (que no productivas). Aún no conduzco porque me cuesta horrores incluso ponerle el freno de mano a mi furgoneta… sería un peligro.

El martes, al cabo de 6 horas de pasear por la empresa hablando con uno y con otro y arreglar algún problema con los ordenadores, me encontraba realmente extenuado, pero feliz de volver a la monotonía que tanto echaba en falta.

El miércoles fue algo mejor. Después de pasar una mañana sintiéndome útil, por la tarde tuve la visita con el cirujano, doctor Carlos Ballesta y con Cesar, que me preparó un video de la intervención, bastante explícito, que colgaré esta misma semana. No apto para personas sensibles…

Llevaba conmigo los resultados de una completa analítica, en donde pudimos comprobar que todo iba viento en popa. Al pesarme y medir mi peso y cantidad de grasa y masa muscular, descubrimos que ya había perdido 16kg de grasa y había recuperado gran parte de la masa muscular perdida durante la primera semana. Todo sigue su curso, sin incidente alguno.

Me autorizó al fin a desprenderme de la molesta pero necesaria faja. También me comentó que empezaba una nueva etapa en la recuperación, al poder introducir muy poco a poco y mediante el método de ensayo y error, la dieta sólida. Unas galletas, unas tostadas, queso fresco, caldos con algo de pasta, frutas y tomates sin piel, el tan deseado jamón serrano y jamón dulce, hamburguesas (algo más adelante), el huevo en tortilla, sopa de pollo triturada, pero con pollo al fin y al cabo… Todo súper mascado y triturado, sin añadir líquidos ni antes ni durante la comida.

Salí con una sonrisa de oreja a oreja, deseando cenar ¡una tortilla francesa!!

Manos a la obra. Una tortilla cocinada con todo el amor del mundo, sin aceite… El primer trozo fue largamente masticado, saboreado y disfrutado. Lo tragué poco a poco, intentando reconocer algún posible problema en el proceso.
Nada.
Pasó bien, sin incidentes. El segundo trozo fue a la boca con más tranquilidad. Mascado unas de 40 veces, lo tragué con confianza… y éste se atrancó. Un dolor indefinido en el pecho, pero que levantó de inmediato la alarma.
No pude ni quise seguir probando.
La tortilla francesa se atranca… primer revés… la verdad es que me jodió muchísimo. Pensar que había logrado dar un pasito más y encontrarme con esto… alguna lagrimilla de rabia cayó… Esto es durillo, pero ya lo sabía antes de meterme.
El jueves por la mañana, después de consultar el problema con el cirujano, me pasé el día con manzanillas muy azucaradas y un puré de verduras para la cena, que logró quitar el tapón de huevo…

El viernes, probé con una tostadita de pan bien masticada.
Genial.
Eso sí que entró sin dolor ni malas sensaciones.
Un minúsculo plato de caldo con pollo y patata, todo muy triturado, fue el almuerzo… probando y probando cosas con sabor a comida, al fin.

Otro sustillo. Me atraganté bebiendo agua directamente de la botella, a gallete, como si fuese un porrón… Nunca más.
A partir de ahora, o chupo del cuello de la botella… o bebo en vaso… Quedáis avisados.

El fin de semana largo, aprovechando el lunes de fiesta por la Segunda Pascua, lo hemos pasado en el camping, en medio del campo, disfrutando del aire libre, del sol, de la lluvia, del croar de las ranas en celo, de las moscas, hormigas y avispas… He cargado las pilas. Me ha faltado una vueltecita con mis quads, pero eso ya llegará (no quiero mentir. Una vueltecita sí que me di, muy tranquilito y sin prisas, disfrutando de la brisa fresca en la cara… apenas 1 km en línea recta y sin baches. El éxtasis.)

A ver qué tal va la semana que entra.

¡Un saludo!!

domingo, 16 de mayo de 2010

CUARTA SEMANA… ¡CASI UN MES! Y 16 kg. MENOS.

Ya llevo 4 semanas. Lo más difícil casi ha pasado. El peligro de la cirugía, el peligro de posibles complicaciones post-operatorias, el uso de una molesta sonda colgada del estómago durante las 2 primeras semanas, el suplicio (para mí) de los batidos dulces.
Pero aún quedan metas que conseguir, como volver a masticar algo que poder tragar, perder de vista la incómoda  faja compresiva, la ansiedad (que no hambre) al ver comidas “normales” y apetitosas y no poder hincarles el diente…

Que a nadie le quepa duda que es un cambio de vida total, rotundo e incluso, traumático.
Psicológicamente al menos, me está resultando duro, aunque físicamente empiezo a notar los efectos beneficiosos de la pérdida masiva de peso…
Y eso ayuda.
Eso y el apoyo constante y firme de mis familiares y amigos. Me llevan entre algodones, y quizá lo que necesite es ya un pelín de tralla.
Siempre he sido un tipo bastante cañero y no llevo bien la inactividad forzada. Y pasear para mí no era precisamente una actividad cañera. Aunque es lo máximo que he podido hacer hasta hoy por recomendación médica.

Ahora y gracias a  las soldaduras de Jorgito, tengo reparada la bicicleta elíptica, que se rompió porque no soportaba bien mis 140 y pico kilos… Estos días pasados he empezado a tomarme más en serio los largos paseos, aunque el tiempo no ha ayudado con tanta lluvia. Así que he empezado también a darle a la elíptica, de una manera muy suave y casi de paseo, durante unos minutos al día. La cuestión es ir mejorando poco a poco, ir cogiendo fuerzas y fondo físico.

Realmente cada vez me parece más curiosa la analogía con un nuevo nacimiento.

*Al salir de quirófano, salí conectado a un montón de tubos con sueros y calmantes que penetraban directamente a mi torrente sanguíneo, que me alimentaban y reconfortaban después de un trauma. Lo más parecido a la conexión a la vida de un bebé mediante el cordón umbilical justo antes de su traumático nacimiento.
*Más tarde, empiezas a alimentarte mediante líquidos, algunos tolerados y otros no tanto. Zumos, leche descremada, batidos de gustos dulces… Se asemeja a los biberones o el pecho materno (nada que ver… ¡menudo embase más cojonudo!!!)
*Debes volver a caminar, haciéndolo poco a poco, sin forzar. Los primeros pasos… En eso estoy ahora
*Lo que queda por llegar. Con tiempo y paciencia, deberé aprender a comer de nuevo y tolerar alimentos sólidos. A conocer cuales me hace daño y cuales no, que cantidades puedo ingerir y cuales me harán vomitar o pasar unas malas horas… El aprendizaje. Por suerte no deberé volver a pasar exámenes ni volver a estudiar hasta las tantas de la noche. También me ahorro los granitos de la pubertad….

Empecé esta aventura con 146,300 kg. Actualmente peso 130,100 kg. Estoy a punto de bajar de los 130 kg. Con lo que llevo ya perdidos 16,300 kg. en 27 días… ¡Una barbaridad!!! Y sigo perdiendo.

Si algo tengo claro es que cualquier ser humano que comiese las cantidades y la variedad que llevo ingiriendo este mes, sin duda perdería peso casi a la misma velocidad, aunque pasando un hambre sobrehumana que yo, gracias a la cirugía, no siento desde la operación. No tengo hambre, lo repito. Es magia…

Como nuevos puntos negativos, la piel se me está resecando y escamando pese a beber 1,5 litros de líquidos recomendados… Hoy uso más cremas hidratantes que la duquesa de Alba. Otra vez como los bebés…
También empiezo a notar una leve pérdida de cabello. Todavía más. Me quedo sin plumas y se me ve el cartón cada vez más claramente…
Y por último, el estreñimiento no es preocupante, pero si recurrente. Suerte del jarabe Duphalac. Mano de santo…

Sin quererlo ni tener demasiados conocimientos sobre el tema, aparte de la experiencia propia, me he convertido en consejero de varios amigos y familiares de amigos que están esperando también esta intervención. Me alegra que confíen en mí, pero me da miedo dar alguna recomendación errónea o que se malinterprete. Para eso están los profesionales que son los que saben y dan los consejos adecuados tras una batería de pruebas exhaustivas. Han estudiado para ello. 
En mi blog solo pretendo plasmar qué sensaciones, problemas y alegrías me  voy encontrando en el día a día de mi nueva vida. No pretendo de ninguna manera convertirme en un experto del tema.
Eso sí. Siempre ayudaré al que lo necesite en la medida de mis posibilidades. Como durante  toda mi vida.
¡Un saludo!

lunes, 10 de mayo de 2010

TERCERA SEMANA… LA PEOR DE TODAS POR AHORA…

O se me ha olvidado como lo pasé en las dos primeras semanas, o de verdad, esta tercera ha sido la peor de todas… En mis planes estaba el haber empezado a trabajar con algo de normalidad, siguiendo las guías que me entregaron antes de la operación que explicaban que normalmente, en un trabajo poco físico (aunque el mío lo es puntualmente, y mucho)  en 2 semanas se podía empezar a hacer vida más o menos normal.
Pero si algo puede salirme mal, suele salirme mal.

Perdonar si todo suena muy escatológico, pero es que ha sido así y así lo quiero contar.

Los primeros 2-3 días después de la cirugía, sencillamente no iba al W.C.. No tenía ganas de “cagar”.
Una de las primeras metas fue precisamente poder hacer de vientre una pasta verde, sin apenas olor, parecida a la que hacen los bebes por primera vez.
Casi me hizo ilusión.
Durante las dos primeras semanas, las deposiciones eran más bien blandas, o incluso líquidas. Esto era perfecto para ir al servicio sin tener que hacer demasiada fuerza.

Peeeero…

No se a que se debió.
En principio, el problema es que a algunas personas operadas de Bypass gástrico, los batidos hipocalóricos con sabores asquerosamente dulces que debemos tomar al menos los primeros 15-30 días, producen estreñimiento. Ojo. A casi todo el mundo le encanta el sabor y no sufren estreñimiento, pero a mi me dan arcadas tanto dulzor y tantos días seguidos.
Hacía 15 años que no me estreñía. 15 años sin hemorroides.
Ni el viernes ni el sábado fui al lavabo. Pese a todo, fueron días especiales, ya que pude salir a pasear y a ver amigos lejos de casa, mi cárcel en estos días, conduciendo mi mujer. Quizá por eso pasé demasiado tiempo lejos de un w.c.

El domingo, cuando me entraron ganas de ir de vientre, sencillamente fue imposible. Un tapón con forma de mina submarina llena de puntas afiladas impedía la salida normal de heces.
Por más que hice fuerza, fue materialmente imposible sacar aquello.
Muerto de dolor y desespero por no poder sacar nada, me ayudé con el dedo untado en lubricante y mucho cuidado y cariño, para poder romper el tapón en varios trozos.
Si. Ya se. Asqueroso. Y doloroso. Muy doloroso.
Pero llevaba 3 horas en el lavabo sufriendo. Y empezaban las carreras del campeonato del mundo de motociclismo, GP de España en Jerez.
Lo logré, aunque algo se rompió, pues salía una cantidad de sangre semi-coagulada que me asustó.
Me rompí el culo.
Mierda…

Además del dolor intrínseco a la agresión ano-digital, una hemorroide tan grande como el dedo gordo de un pie, antigua compañera de viaje, hizo su reaparición estelar.
Ni con calmantes de los “caros” conseguía mitigar el dolor tan intenso.
La noche del domingo al lunes fue insufrible. No pegué ojo.
Durante el lunes, probé todos los métodos existentes para bajar la presión en la maldita vena hinchada. Baños helados, pomadas hemorroidales, agua, hielo directo… Pero todo dolía.
No podía ni caminar.
Así, me dejé de tonterías, llamé a la consulta del cirujano y me recomendaron, al menos para ir más blando y no agravar el problema, un jarabe llamado DUPHALAC, que ayuda a licuar las heces. Lo siguiente, un buen lavado de bajos cada vez que he ido al servicio durante la semana, un buen bote de HEMOAL y un hinchable para no descargar el peso sobre la zona afectada.
Con todos los cuidados, pasé de no poder ni siquiera dormir, a recuperar un ritmo de vida algo más normal.

Para colmo, la pérdida de peso intensa que experimenté durante las dos primeras semanas, ha parado casi en seco. Sigo perdiendo peso, pero el ritmo es infinitamente más lento. No he llegado a perder ni 1 kilo en 5 días alimentándome solo con zumos sin azúcar, batidos y algún yogurt o cuajada bajos en grasas. Las dos semanas anteriores perdía a un ritmo de medio kilo diario… Primer frenazo en mi metabolismo.

Con todas estas circunstancias negativas, surgió otro problema que ya esperaba pero al que no quería ni pensaba llegar…
Psicológicamente me he hundido por primera vez desde la operación.
La casa se me cae encima.
Ver que todo va tan lento, no poder comer normalmente, tener que tragar los malditos batidos (para mi ha sido lo más duro, pues soy un gordito al que no le gusta el dulce) mientras mi familia se comía unos filetes de ternera o unos macarrones con tomate…
No he llorado, pero la sensación de pena intensa e incluso ansiedad, me ha torturado.
Para colmo, sumar el dolor de mi esfínter a la sensación de hundimiento, me ha dejado con ganas de estar solamente tirado en la cama o en el sofá, triste y melancólico.
Me he deprimido.
Dolor en el alma y dudas… ¿Habré hecho lo correcto? ¿Ha valido la pena todo esto?…
Tiempo… dejemos pasar el tiempo…

Las notas positivas:
- Sigo sin hambre. Como porque debo comer… aunque tengo mucha ansiedad y ganas de masticar carne… es lo que peor llevo. 40 años siendo carnívoro no se olvida de un día para otro.
- Realmente se me empieza a notar físicamente la pérdida de peso. Ya me cierran las cremalleras de las chaquetas…
- Por fin mi báscula digital es capaz de volver pesarme, y no me pide “por favor, suban de uno en uno”, aunque pienso que es mejor olvidarme totalmente de ella y no obsesionarme…. dejar pasar el tiempo…
- No se si es bueno o malo, pero a pleno sol, con una temperatura agradable, he pasado frio… Jamás había pasado frio a 15-17 grados. Ahora sí. Este verano no sudaré…
Empiezo a entender a mi mujer, que en pleno verano, a 30 grados, se mete en la cama con pijama y tapada con una sábana.
- Por fin se han acabado los malditos batidos de sabor a fresa, chocolate y vainilla, sumamente edulcorados, que tantos problemas he tenido para tragar y he empezado a tomar otro de la misma marca, también hipocalórico, pero con sabor a sopa de verduras de sobre, tipo a las de “Gallina Blanca” o sopas “MAGGI”, que se puede tomar sin problemas por indicación del cirujano a partir de 15-20 días si no han habido complicaciones. Es como la noche y el día. Ahora al menos no sufro al llegar la hora de la comida y de la cena. No es que disfrute, pero al menos el batido sabe a comida, no a postre. Y es bastante más sabroso al paladar… ¡y es salado!!!

Empiezo la cuarta semana, un pelín hundido psicológicamente, con bastante ansiedad y con algunas visitas a médicos para recoger los resultados de una nueva analítica de control y demostrar a los médicos de la mutua que gestiona el pago de mi sueldo mientras estoy de baja, que mi operación no es un intento de estafa al seguro médico…
Todo el mundo es sospechoso para ellos…

Sigo en ello… que remedio me queda…

domingo, 2 de mayo de 2010

2 SEMANAS… ¡Y 14 KILOS MENOS!!!

Estoy bajando peso a una velocidad bastante elevada. Hoy precisamente voy a hacerme un análisis de sangre completísimo, para comprobar que todo va bien, que los niveles de azúcar, hierro, colesterol, triglicéridos, etc… están normalizados.
Otra vez a hincarme agujitas… Es lo que toca ahora…

Los dolores ya son meras molestias, aunque aún no he conseguido dormir de costado como hacía antes de la operación. Ponerme de lado sin la faja me duele aún demasiado.
Y con ella, estoy demasiado incómodo. Me cuesta descansar.

Por otra banda, un punto negativo en mi proceso de rehabilitación ha sido que he dejado de hacer cacas blandas y me he estreñido por primera vez en 15 años… Ayer, después de dos días sin ir al servicio, de tanto apretar volvió a surgir una antigua amiga. Una almorrana del tamaño de un dedo gordo del pié… la madre de todas las hemorroides.
Pasé el día de la Madre (un besazo, mama) rabiando de manera bastante ostensible. Por suerte, limpieza con agua helada y una pomada antihemorroidal han obrado el milagro. Hoy ya casi no queda inflamación, aunque sigo sin ir de vientre como dios manda. A ver que solución me ofrecen los médicos, supongo que en forma de fibra para volver a regular el tránsito intestinal.

Ya hago paseos cortos, aunque la hemorroide me ha frenado un pelín en mi entrenamiento diario.

Sigo sin hambre, pero empiezo a tener deseo de masticar algo más sólido que un yogurt desnatado o un caldito. De momento, algún chicle de clorofila me ha calmado la ansiedad y encima me ha quitado un pelín el mal gusto de boca. Ya me avisaron. Todo sigue bien.

sábado, 1 de mayo de 2010

INFOGRAFIA DE UN BYPASS GÁSTRICO

Buscando por YouTube he encontrado una infografía genial en donde se ve exactamente en que consiste un Bypass gástrico. La intervención es muy similar a la que me han realizado. Incluso en breve tendréis las imágenes reales (para los que no sean demasiado sensibles…) gracias al equipo del Doctor Carlos Ballesta.

Básicamente consiste en cortar el estómago, dejando un pequeño reservorio que se empalma a un trozo de intestino delgado. El estómago que queda, es prácticamente algo más que un tubo de paso. El estómago sobrante junto con las glándulas que generan los jugos gástricos no se extrae, sino que se empalma de nuevo al intestino, pero mucho más abajo, con lo que los jugos que se generan en el trozo estómago inutilizado pasan a mezclarse en un tramo de intestino y a partir de ese punto (y no antes), se realiza la digestión y la absorción de los nutrientes.

Con esta intervención se consiguen dos propósitos. Por un lado, conseguir una sensación de saciedad casi inmediata al ingerir alimentos, con lo que se reduce de forma real e importante la cantidad de alimentos ingeridos. Por otra parte, al acortar el intestino se consigue una malabsorción, o en definitiva, de lo que se ingiere solo se absorba una parte de los nutrientes.

Lo bueno: la pérdida de peso es inmediata, y se pierde hasta un 60%-80% del exceso de peso en el primer año, continuando la pérdida progresiva hasta llegar al peso ideal. En el proceso se recupera la salud, la autoestima, la energía y las ganas de volver a hacer cosas… se recupera la vida.

Lo malo: Se puede llegar a sufrir anemias por falta de absorción de hierro y vitaminas.
Y si al inicio del tratamiento sobraba mucho peso y piel, ésta suele quedar descolgada, siendo necesaria una intervención para estirarla, cortar el sobrante y recolocar todo en su sitio. Cuestión más estética que de salud, pero importante psicológicamente.

¿Se puede engordar después de esta intervención?
Por supuesto. Si consumimos alimentos altamente calóricos, pese a la cirugía se puede engordar, incluso llegar a tener un sobrepeso moderado, aunque nunca jamás se llegaría de nuevo a ser un obeso mórbido.
Pero… ¿no pensáis que es una estupidez desaprovechar la oportunidad que nos da la vida (después de jugárnosla con la intervención) para vivir de manera mucho más sana como para dejarse de nuevo? Es la oportunidad para dejar de pensar como un obeso, aunque os aseguro que es lo más difícil de todo el proceso y que hay gente que no lo consigue jamás.

Como podéis comprobar, es una intervención muy agresiva y delicada, pero siguiendo al pie de la letra las indicaciones del equipo médico, no tiene por que haber problemas serios ni complicaciones. En mi caso, de momento todo perfecto. Todo sigue su rumbo natural.