lunes, 7 de marzo de 2011

NO. NO HE FALLECIDO… PERO ESTOY BASTANTE JODIDO.

mano muerto La vida siempre da sorpresas. Muchas buenas y otras malas.

En mi caso (y creo que en el de todo el mundo) parece más una carrera de obstáculos que una de fondo. Soluciono un problema de salud  y surge otro.
Por el momento tengo una mala salud de hierro, nada mortal pero si doloroso. Empiezo a tener la impresión de estar por aquí ya de prestado.

Tuve una edad en que hiciese lo que hiciese parecía invencible, indestructible, fuerte como una roca…

Pero descubrí que las rocas también se quiebran y se despedazan hasta convertirse en guijarros, gravilla, arena y finalmente en polvo…
Entonces una simple ráfaga de aire levanta una nubecilla de lo que alguna vez fue una dura, inamovible y majestuosa roca.

Eso es la vida.

roca-partidaYo voy por la fase de guijarros… la roca se rompe.

En una película de Silverster Stallone, no recuerdo si en el papel de Rocky Valboa o de John Rambo, divertida pero intrascendente, para pasar el rato con un abuelo ultra musculado pero ya muy torpón, hay una frase que me pareció algo fuera de lugar por lo que esperas de este tipo de películas “mata-mata”…
Stallone decía algo como:
–“hasta los 35 años la vida te lo regala todo. Fuerza, agilidad, lucidez, sexo, fortuna, amistades… y a partir de ese momento la vida te lo va quitando todo poco a poco…”

Vamos a mi historia de estos últimos meses…

Pasadas las fiestas de navidad, con la sombra del despido revoloteando sobre mi cabeza como un buitre hambriento, me tomé mi trabajo con más energía que nunca.
Hubieron cambios drásticos en el organigrama de la empresa, pues varios compañeros decidieron que no podían soportar ni un día más la presión y decidieron irse antes de ser despedidos… así, los que quedamos, tenemos la gran suerte de conservar nuestros puestos de trabajo  pero haciéndonos cargo del trabajo que ellos sacaban adelante, que, por cierto, era muchísimo. Los echamos de menos…

Así, a pesar de no tener apenas clientes, el trabajo se ha multiplicado de forma exponencial. Más presión, nuevas responsabilidades y menor tiempo para llevarlas a cabo.
Estrés, agotamiento y nervios constantes. Pero un buen sueldo que sigue entrando, casi asegurado hasta que esta etapa de crisis pase de largo. Capotazo.

En el tema de salud y evolución desde mi intervención de Bypass gástrico, os puedo contar que he llegado a los 96,200 kg. ¡He logrado bajar la barrera psicológica de los 100 kg!!! y me sitúo casi 52 kilos por debajo del peso que sufría hace 10 meses y pico. Un éxito sin duda.
Problemillas residuales quedan unos cuantos. Sobre todo psicológicos y de autocontrol. Sigo siendo un BORRICO de vez en cuando…
Otro problemilla es que la piel de la barriga ya empieza a colgar arrugadita… es poco sexi, pero solamente estético, algo que no preocupa demasiado, la verdad.

Me encuentro tan bien en lo que respecta a mi estómago que se me olvida que no podré excederme nunca más. Y de tanto en tanto, la cago.
El reflejo de comer más de lo normal (ojo, que como totalmente normal y en cantidades más que suficientes para un ser humano de mi constitución y desgaste energético) en una celebración o momento especial ya lo controlo perfectamente.

El ejemplo más palpable, el reencuentro de antiguos alumnos del colegio. Los niños con los que me crié y me hice adolescente… Pedazo de cena, fiesta y juerga, compartiendo anécdotas, fotos de hijos y esposos/as y recuerdos ya casi olvidados.
Comí como un pajarito y me lo pasé en grande.

Al fin empiezo a cambiar el chip con lo de dejar comida en los platos cuando sales fuera a comer. Ha sido dificilísimo para mí el pensar que pago por algo que no consumiré.
He aprendido a darle el valor añadido a otras cosas, como el lugar, la compañía, el ambiente… ahora pago por eso, no por las cantidades que me sirvan o se lleven sin haber sido consumidas.

He pasado de ser asiduo de “la taberna del jabalí asado” con medio jabalí por comensal,  al gusto por restaurantes de minúsculas porciones sorprendentemente sabrosas y elaboradas estilo El Bulli de Ferrán Adrià.
No me lo puedo permitir económicamente, pero disfruto con el sabor de una porción de lo que como, no con dejar el plato limpio. Lo que me gusta es el concepto…

rutas en atv 1er aniversarioMi problema viene los fines de semana que no tenemos nada planeado por culpa del mal tiempo, del frio o del cansancio acumulado, que exigen un fin de semana de sofá y manta. Estoy tan acostumbrado a estar todo el día ocupado y haciendo cosas que cuando llega el fin de semana, no tengo nada previsto y ya he descansado lo que considero necesario, me entra una ansiedad salvaje.
Enciendo el ordenador y lo apago a los 5 minutos.
Abro un libro y no me concentro. Lo dejo.
Cambio de canal infinitas veces y nada me satisface.
Voy al W.C. y no hago nada.
Me acerco a la nevera, la abro y la cierro de nuevo…
Mal…

No se que hacer, pues antes calmaba esa ansiedad comiendo o fumando, y dejé los dos vicios.
Pero a veces caigo en la tentación ¿quien no se ha comido una bolsa de pipas, o de palomitas, o de pastitas… viendo la película del sábado a la tarde?

Uno de los peores episodios lo viví hace unas semanas con un simple vaso de leche con  Nesquick y una rebanada de pan de molde que se me ocurrió mojar. Hacía más de 10 meses que no tomaba leche, y menos con el añadido súper-azucarado con sabor a chocolate. Supongo que se convertiría en una especie de cemento al unirse al pan blandito que no pudo pasar por mis intestinos…
A los 10 minutos pensaba que se me rompía lo poquito que me quedaba de estómago.
Terribles dolores y calambres que jamás hasta la fecha había sentido, o al menos no los recuerdo de una vez para otra. 20 minutos en el lavabo hasta que conseguí vomitar el veneno.
Después, como si no hubiese pasado nada, excepto unas abdominales marcadas por el esfuerzo y unas agujetas de dos días.
Otros dos productos tachados de mi lista de consumo habitual.

Por eso prefiero los fines de semana cargaditos de compromisos, deporte o reuniones familiares o con amigos. No me dejan aburrirme.

caballo pirineos alex  jaimoto y joanna caballo pirineos

En una de las últimas salidas en quad (ya sabéis que soy un gran aficionado a la montaña y al mundo del motor) fin de semana intenso con varias salidas, me dejó doblado un nuevo dolor desconocido hasta la fecha. En el centro de las espalda.
Ni en las lumbares ni en las cervicales.
Justo en el centro, en el mismo punto donde me extrajeron el tumor cancerígeno hace unos años.
Al principio pensé, por la magnitud del dolor, que podría ser un pinzamiento de los que tanto había oído hablar. Pero por lo visto, en ese trozo de espalda es imposible que se produzca al estar protegido por las costillas que actúan de estructura sólida protectora. Un pinzamiento solo se da donde hay vértebras sin costilla… en los riñones o en el cuello.

Mala noche, miedo a tomar medicamentos por el tema de estómago delicado después del Bypass gástrico y visita al médico de cabecera.
Después de unas radiografías… ¡TACHÁN!!!

Sus palabras fueron: “Jaime, bienvenido al maravilloso mundo de la tercera edad. Tienes artrosis en la columna, y probablemente en otras partes del cuerpo. Te recomiendo que pierdas algo de peso y hagas más ejercicio…”
Perfecto… no paro de hacer ejercicio suave y llevo 52 kilos perdidos en 10 meses… y sin embargo me empieza a doler la espalda ahora, por primera vez en mi vida.
A ver si esto no es un sinsentido brutal.

Aunque Albert Einstein lo negó, creo que dios juega a los dados… al menos conmigo. Y de momento siempre pierdo, aunque no me rindo, por supuesto.

El problema es el desgaste de esa almohadilla que se puede pinzar o herniar… yo la he desgastado y ahora rozan los huesos unos contra otros, deformándose poco a poco.
Así que solo me queda seguir perdiendo peso y darle uso a mi bicicleta, nadar, darle al remo y otras mil cosas que pueda hacer en mi escaso tiempo libre y aumentar algo más mi masa muscular.

Me fastidia que ahora que me encontraba como un chaval de 20 años, la vida se empecine en darme otro golpecito para recordarme que hace 300-400 años, los que llegaban a mi edad (40 añitos) ya eran venerables ancianos.

Al menos sé con seguridad que el gobierno de España pagará mi jubilación antes de que llegue a los 67 años como tenían programado para los de mi generación… y que sufriré dolores y decadencia física irremediable, como todo el resto de seres humanos sobre el planeta.
Lo único que ha cambiado es que ahora soy consciente de ello en mis carnes.

El que tiene 40 años y no le duele nada es que ya murió…abuelo simpson