15 SEMANAS DESPUÉS DE LA OPERACIÓN DE BYPASS GÁSTRICO

Mi obsesión por pesarme en la báscula a cada momento ha pasado ya. Las obsesiones nunca son buenas y ésta en particular no me permitía dejar de pensar y pensar en la comida, en el exceso de peso, que si hoy he bajado mucho, que si no he bajado nada, que he subido algunos gramos…
Cuando ves que pierdes peso constantemente, es como un chute de heroína.
La recompensa emocional es inmediata y muy placentera.
Pero hay fases de estancamiento que son totalmente normales. Cuando compruebas que un día tras otro no consigues perder lo que venías perdiendo, estás los suficientemente tocado emocional y psicológicamente como para entrar en una pequeña fase de bajón.
No es depresión, pero podría acabar en una si los episodios se repiten.

Actualmente me peso 1 sola vez por semana, siempre por la mañana recién levantado, intentando coincidir con el día que escribo esta bitácora semanal.
Por eso a veces no escribo el domingo como venía siendo habitual y lo hago el lunes o el martes…
Porque se me olvida pesarme…
Eso es normalidad total.
Ya casi se me ha olvidado que estoy operado, pues mi vida es totalmente normal. Mejor y algo diferente a la que tenía antes de operarme, pero normal al 100%.

A vuelto el estrés, los miedos al ver lo mal que está el trabajo, los fines de semana disfrutando de la montaña con familia y amigos…

Por destacar algunas cosas de esta pasada semana:

*Empecé la semana con una avería muy seria en el motor de mi furgoneta que se saldó con una transferencia de 1.600 “eurazos” a la cuenta bancaria del taller. Bonita manera de empezar la semana…
*El viernes nació mi sobrino Xavi (¡felicidades a mis cuñados Raúl y Yolanda por el tercer lechón!!!). Más guapo…
*El sábado comimos algo en mal estado y pillamos toda la familia una diarrea y malestar estomacal que nos ha tenido pegados a la taza del wáter. Yo apenas lo he sufrido, pero Alex, el “peque” lo ha pasado bastante mal, con fiebre, vómitos y diarreas…
*Hoy me he pesado y estoy en 113,900 kg. Ya he perdido casi 3 bombonas de butano llenas.Imaginar andar todo el día (y la noche) con una bombona de butano en el hombro y entender la brutalidad que es sufrir a diario el sobrepeso que tenía hace tan solo 3 meses y poco, llevando todo ese peso extra. Ni los sherpas nepalíes, vamos.
Casi que ni los borricos de los antiguos arrieros.

Para acabar… ¡tengo la lívido por las nubes!!!
Veranito loco.
Calor, sexo.
Carne, sexo.
Playa, sexo.
Destornillador, sexo.
Huevos fritos, sexo.
Ornitorrinco, sexo.
Todo es sexo estos días.

¡Si antes ya quería mimitos a todas horas, ahora es que no paro de pensar en lo único!!

El pene me ha crecido (aún más) ya que la grasa que tenía en el pubis y que escondía un buen pedazo del “tronquito del amor” ha desaparecido en gran parte…
¡Me operan del estómago y me crece la polla!!!
¡Mi cirujano hace milagros!!!
Este “daño colateral” no sale en las instrucciones y advertencias que me entregaron cuando empezaba todo el preoperatorio. Si lo usaran como reclamo publicitario, tendrían cientos de convencidos clientes sin miedo a perder esos malditos kilos que tanto daño hacen a la salud, con la excusa de poder disfrutar de un trocito más de “embutido”. Burro grande…

Mi esposa Joanna está contenta, pero algo cansada. Me llama pesado.
Pero más pesado era antes. jejeje
¡Oleeee!!! ¡Oleeee!!!