domingo, 27 de junio de 2010

DIEZ SEMANAS. 120’900 KG.

La pérdida de peso empieza a ser bastante lenta, pero constante. En 4 semanas apenas he perdido 5 kilos. Pasé por un pequeño estancamiento que coincidió con el inicio de ejercicio físico más intenso y la rutina. Calma y tiempo al tiempo. 

He vuelto a sufrir el ‘síndrome de Dumping’, esta vez ‘dumping temprano’, al tomar un vaso de horchata fresca para desayunar.  Una locura, pero me he acostumbrado a probar nuevas cosas a ver que tal me caen.
Me siento como el troglodita que se metió por primera vez en la historia de la humanidad una ostra viscosa y llena de moco en la boca… alguien tenía que hacerlo para saber si aquello era comestible o era dañino. Descubriendo.
Sudor, malestar, palpitaciones, calambres en el estómago, diarrea espumosa…
Una horita mala, mala, pero nada serio. 
No tolero el azúcar refinado y no pensaba que un vaso de horchata (de los normales, no de los de litro…) pudiese llevar tanta cantidad de azúcar.
Lo que antes hacía de manera habitual, ahora estoy descubriendo lo realmente dañino que ha sido para mi vida y mi salud. Otro alimento tachado de mi lista. Y van…

Una costumbre añadida a mi día  a día. He empezado a leer los prospectos e indicaciones de los productos que tengo que ingerir. Estoy descubriendo que no siempre los etiquetados disponen de toda la información que necesito conocer. Esos productos se quedan en las estanterías del supermercado, por si acaso.
 JAIMOTO Y SU SUZUKI LTZ 400
Este domingo al fin pude volver a disfrutar de una salida por la montaña con mi quad, rodeado de buenos amigos, con almuerzo incluido. Físicamente aguanté bien. Ni desvanecimientos ni cansancio aparente. Tampoco el ritmo ni la distancia fueron exagerados. Una toma de contacto más que nada. Llevábamos a un principiante y nos acoplamos a su ritmo.

Los almuerzos no volverán a ser jamás lo que eran, pero la verdad es que no lo hecho en falta. Alucino con las cantidades que sirven en el pre-pirineo. Acostumbrado ahora a comer como un pajarito, me parecen autenticas salvajadas.
Cómo cambia el horizonte según la altura desde que lo observas… jejeje.
Hace tan solo 2 meses no me parecía tanta comida.
Volver a sentir el calor en la piel, el aire fresco en la cara, los olores, los colores y sonidos…

Esta semana quiero dejaros un espectacular vídeo (espero que no lo borren del servidor) de 45 minutos de duración y no tiene desperdicio. Fue emitido por ‘Discovery Chanel’ hace algunos meses. En él se explican varios casos, uno de ellos bastante parecido al mío, en que un deportista de alto nivel dejó de entrenar tras una lesión de rodilla y siguió comiendo como antes de la lesión, pasando de ser un atleta fibrado y musculoso a un superobeso de 210 kilos  tomando la decisión de intervenirse mediante una técnica bastante más agresiva que la que me han realizado a mi, aunque igual de efectiva.

Para acabar, solo fijaros en la cara de felicidad de todos los “gorditos” que salen en el vídeo.
Yo también era feliz y me sentía feliz pese a mis problemas físicos serios. El cuerpo engaña al cerebro.
Ahora estoy muchísimo más contento conmigo mismo, pero me noto algo decaído, con falta de chispa, con falta de alegría. Un pelín “depre”, vamos. La recuperaré en las vacaciones que ya mismo comienzo…

¡Disfrutar del documental con calma, que vale la pena!!


SUPEROBESIDAD. CUERPOS EXTRAORDINARIOS

¡Un saludo!!!

lunes, 21 de junio de 2010

YA HE DEJADO DE SER OBESO MORBIDO. ¡PARA SIEMPRE!!

Dos meses después de la intervención. He pasado de ser casi superobeso, a obeso mórbido, a ser obeso moderado
El espejo devuelve una imagen socialmente más agradable de la que mostraba hace tan solo 2 meses.
Mi cuerpo está reaccionando perfectamente a cada nuevo reto. La comida sólida ya no da miedo. Es tolerada casi perfectamente. Ya conozco a simple vista que puede hacerme daño. Y conozco por fin las cantidades necesarias.
Los dolores articulares desaparecen poco a poco.
El tránsito intestinal está más regulado que el de José Coronado en los anuncios del yogurt. “Cago” divinamente.
Mi curva de recuperación física es buena, salvo esa debilidad que sigo sufriendo. Cada día dedico 30 minutos a ejercicios cardiosaludables y mis piernas recuperan poco a poco el vigor perdido.
… Y por fin mi IMC (índice de masa corporal, dato resultante de dividir el peso por el cuadrado de la altura) está situado en 39.970.
Según las tablas:
Entre 25 y 30, es sobrepeso.
Entre 30 y 35 es obesidad leve.
Entre 35 y 40 (mi caso por fin) es obesidad moderada.
Entre 40 y 49 es obesidad mórbida.
De 50 en adelante, es superobesidad. Estaba a 1 solo kilo de la superobesidad hace tan solo 2 meses.
El equipo del Doctor Carlos Ballesta me ha cambiado la vida.

Antes de acabar esta entrada, una anécdota.
Muchos amigos y clientes de alguna manera han sufrido por mi estado y se han interesado por toda mi evolución.
Pero ha sido diferente con dos personas muy apreciadas por mí, buena gente, grandes como camiones (casi tanto como yo), alegres, simpáticas, vitales… y con gran sobrepeso.
Una de estas personas, comercial de una marca reconocida mundialmente, sufre problemas de rodillas, habiendo sido tratado y estando a la espera de una operación en breve.
La otra, un buen cliente, ruso de la antigua Unión Soviética que lleva más de 20 años en España, campeón en su juventud de lucha libre. Trabajador incansable y de aspecto temible. Todo corazón.

Los dos, por separado, escucharon palabra a palabra todos y cada uno de mis problemas, sensaciones, miedos, evolución, descubrimientos y padecimientos. Mientras oían en silencio y con muchísimo interés, pude observar cómo los ojos se les humedecían, llenos de algún tipo de emoción mal disimulada.
Yo no acababa de entender.
Los dos, al acabar, me preguntaron si les recomendaba la intervención. Fue entonces cuando me di cuenta que esa humedad no era más que sentimiento por la necesidad de cambiar sus vidas, y de cobardía frente a la cirugía (la misma que tenía yo), de ver una luz al final del túnel a sus problemas… Estaban interiorizando mi experiencia en sus casos personales.
No me sentí bien, pues no es mi intención empujar a nadie a realizarse esta seria intervención.
Pero ellos estaban deseando saber más. Conocer de primera mano que es eso del bypass gástrico.
Ése es el primer paso. Reconocer el problema y pensar en las posibles soluciones. No es una decisión que se deba tomar a la ligera.
Tiene que estar muy meditada, muy clara. No es como hacerse una liposucción o ponerse pechos nuevos. Espero que acierten y tomen la decisión correcta.

Para acabar, y recomendado por Dakota (!muchos ánimos¡¡¡) lector de este blog y que pasará por quirófano en breve, el próximo mes de Julio, algo que me ha hecho mucha ilusión, pues clava letra a letra las sensaciones tanto físicas como psicológicas que vivo día a día en mi evolución. Extraído del diario digital Levante-emv.com:

 ´Lo que más cambia en una operación de obesidad es la cabeza´

Nueva vida

El riesgo de vivir con obesidad mórbida es mayor que el de la intervención. Lo afirma la psicóloga valenciana Regina Fernández Canet que sabe del padecer de estos enfermos, esclavos de su peso, que son otros al salir del quirófano.

PILAR G. DEL BURGO. VALENCIA

Las personas que se operan de obesidad mórbida y se despojan en unos meses de la mitad de su peso -de 120 kilos pueden pasar a 60- sienten que en vez de haberles realizado un bypass gástrico en el estómago lo que se les ha intervenido de verdad es el cerebro, ya que la persona que surge tras la operación nada tiene que ver con la que fue durante años y, en ocasiones hasta décadas. Regina Fernández CanetLo afirma la psicóloga valenciana Regina Fernández Canet que ha estudiado la evolución de estos pacientes antes de la intervención, a los seis meses y al año.

Los datos que ha obtenido en la evaluación de las entrevistas realizadas a 60 ciudadanos de 22 a 64 años, que fueron operados en el hospital Clínico de Valencia y en el Hospital Quirón, constituyen el núcleo de su tesis doctoral en la que describe las variables psicológicas que afectan a las personas que sufren una pérdida de peso.
La psicóloga valoró cómo cambiaba su idea de imagen corporal, su calidad de vida tanto en el plano físico como psicológico, la autoestima, la alimentación, los aspectos psicológicos, la ansiedad y depresión, la pareja, el afrontamiento de la nueva vida y el apoyo social.

"No hay ninguno de los operados que no esté contento", agregó Regina Fernández que indicó que hay el triple de mujeres que hombres con obesidad mórbida.
Y aunque el argumento mayoritario con el que justifican su ingreso en el quirófano son siempre los problemas de salud, a los seis meses de la operación se dan cuenta de que se han convertido en otras personas. De hecho, muchos conocidos solo les reconocen por la voz.

El mayor avance es el psicológico, "porque al hacerles la reducción de estómago ya no tienen hambre y controlan los ataques de ansiedad y los impulsos que les llevaban a comer a toda hora; de repente la comida ya no es centro de su vida y se sienten mucho mejor".

El primer cambio que experimentan tras la operación es de índole físico ya que junto con la obesidad desaparecen un sinfín de enfermedades que les atenazaban como diabetes, hipertensión, síndrome metabólico, elefantitis en los pies, apnea de sueño, problemas de rodillas, dejan de roncar y, en definitiva dejan el pastillero y los sillones para convertirse en personas activas que dejan el sedentarismo por el ejercicio diario.

La sensación de volver a tener frío.

Algunos de los aspectos que se recuperan a medida que los kilos desaparecen es la sensación de volver a tener frío. "No sabía lo que era", refiere la mayoría, tantos años presos en cuerpos-estufas de 120 a 160 kilos que solo emitían calor.

Hasta los pies adelgazan tras el bypass gástrico, ya que suelen perder una talla de pie, según indica la psicóloga que destaca que lo que más valoran es la independencia y autonomía. "Antes de operarse, no podían ni limpiarse a si mismos, eran dependientes como si estuvieran discapacitados".

Poder comprarse ropa que les guste y no solo "lo que les cabía" y cambiar su manera de relacionarse son otras de las ventajas. "Como han dependido mucho de los demás y han sido muy sumisos siempre, al operarse y empezar a perder peso ganan confianza en si mismos y empiezan a buscar trabajo, otros acaban con la pareja con la que estaban por pura inseguridad", expresa la autora de la tesis.
Otros aspectos que mejoran muchísimo son la autoestima, la ansiedad y los estados depresivos.

Si bien es cierto que tras años de vivir rodeado de una masa de kilos, alguno de ellos no termina de verse a si mismo en un nuevo cuerpo. "Algunos tienen problemas de aceptación, siguen pensando que son obesos, no interiorizan su nueva imagen porque a lo mejor han estado veinte años siendo obesos y si en unos meses se convierten en otra persona, no les da tiempo a asimilar esa nueva situación, no incorporan ese cambio en su cabeza y necesitan apoyo psicológico".

miércoles, 16 de junio de 2010

SINDROME DE DUMPING. SOY UN BORRICO…

Como bien dice mi cirujano el Doctor Carlos Ballesta, soy un borrico. Y me obliga a ponerlo 10 veces… y como soy muy obediente, ahí van:

“Soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico, soy un borrico.”

He caído en el error más tonto en el que puede caer alguien que se opera de Bypass gástrico. No tomar en consideración los problemas que surgen día a día, por fútiles y tontos que parezcan y no consultar con quien sabe realmente de esto. Mi cirujano.

No consideré que lo que me pasaba fuera algo tan serio para, tal como él me indico y me recalcó insistentemente mil veces, llamarlo a su teléfono movil un sábado por la tarde.
Realmente soy un borrico. Una sencilla llamada…

Como expliqué en el anterior post, el pasado sábado por la tarde sufrí lo que ahora sé que se denomina síndrome de Dumping. Y no es algo divertido como otras cosas que acaban en –ing, como puenting, rafting, treking… Al contrario.

Se debió a la gran cantidad de azúcares simples que llevaba el postre que tomé para merendar. No ingerí una gran cantidad. Escasamente el tamaño de un yogurt o menos. Pero fue un bombazo para mi estómago. Jamás hubiese pensado que esa cantidad podía causarme semejante malestar.
Todo es nuevo… Tengo mucho aún que aprender.

Teniendo en cuenta que no tomo azúcares “sencillos” de ningún tipo desde hace 2 meses, mi organismo respondió como lo hizo. A lo bestia.

Había oído hablar de este síndrome muy por encima.
Es más. Solo había oído hablar de las consecuencias del Dumping precoz, cuyos síntomas son sensación de pesadez y llenado del estómago, calambres abdominales, náuseas, vómitos y/o diarrea, taquicardia, bajada de tensión (hipotensión), sudoración, debilidad, sensación de calor, sofocación… síntomas que, excepto el de debilidad, no sentí en ningún momento.

Sufrí lo que se denomina un Dumping tardío, del que no sabía nada, ni qué lo causaba ni que síntomas ocasionaba, notando tan solo debilidad, mareo, algo de temblor y después de la prueba en los servicios sanitarios del ambulatorio de mi ciudad, supe que también sufría una ligera hipoglucemia.
Nada de sudor, sofoco, hipotensión, hambre o nauseas.
Todo es un poco confuso.

Ahora ya lo se… Y os lo pongo para que no os pille de nuevas… es importante.
Otra cosa más para apuntar.

Síndrome de Dumping en cirugías de Bypass Gástrico

(extraído de http://cirugiabariatrica2.blogspot.com)

Las operaciones en el estómago que sacrifican el tejido gástrico y alteran el mecanismo de vaciamiento gástrico pueden algunas veces causar alteraciones en la fisiología gastrointestinal y producir efectos a largo plazo.

El Síndrome postgastrectomía o Síndrome de Dumping consisten en una variedad de desórdenes patofisiológicos. Se pierde el órgano como almacén. El Síndrome de Dumping es una locución inglesa para designar la repleción súbita del intestino delgado a causa del vaciamiento en tromba o golpe del muñón resultante de la gastrectomía.

Existen dos componentes de este desorden complejo patofisiológico:
Vasomotor y gastrointestinal.

Los síntomas son:
  • debilidad,
  • palpitaciones,
  • agitación,
  • sudoraciones,
  • palidez,
  • desmayos, y
  • raramente confusión mental y
  • síncope.
Los síntomas gastrointestinales incluyen:
  • dolor abdominal,
  • borborigmos,
  • náuseas,
  • vómitos y
  • diarreas durante o inmediatamente después de la ingestión de alimentos.
¿Qué es el síndrome de dumping ?

Entre el 20-40% de los pacientes sometidos a cirugía gástrica presentan "síndrome de dumping" inmediatamente después de la cirugía y los síntomas suelen remitir con el tiempo en la mayoría de los casos.

Es una de las complicaciones más habituales que puede presentarse tras operaciones de estómago y se caracteriza por molestias intestinales en pacientes intervenidos de gastrectomía, que se dan como consecuencia de un rápido vaciamiento gástrico.

Es decir, la comida pasa muy rápido del estómago al intestino provocando, según el tiempo en el que aparecen los primeros síntomas, las siguientes alteraciones:

Dumping precoz.

Se produce a los 15-30 minutos tras haber comido y cursa con los siguientes síntomas: - Sensación de pesadez y llenado del estómago, calambres abdominales, náuseas, vómitos y/o diarrea, taquicardia, bajada de tensión (hipotensión), sudoración, debilidad, sensación de calor, sofocación.

Dumping tardío.

Se produce a las 2-3 horas después de haber comido y responde a los síntomas siguientes: - Hipoglucemia (disminución de los niveles de glucosa en sangre), sudoración, hambre, náuseas, ansiedad, temblor y/o debilidad.

El tratamiento dietético:
  • Distribuir las comidas en varias tomas (5-6 comidas al día) de pequeño volumen para evitar molestias gástricas.
  • Para evitar el dumping tardío, consumir cantidades mínimas de alimentos que contienen principalmente azúcares sencillos. En caso de consumirlos, no tomarlos de forma aislada sino dentro de las principales comidas, combinados con otros alimentos.

Por ejemplo: un postre dulce, galletas en el desayuno, etc.

Los siguientes alimentos son ricos en azúcares sencillos:

  • azúcar de mesa o sacarosa,
  • bebidas azucaradas con o sin gas,
  • zumos azucarados,
  • miel, mermelada,
  • chocolate y derivados,
  • postres dulces,
  • golosinas,
  • etc.
  • Probar la tolerancia a la lactosa de forma gradual
  • Introducir los alimentos en orden creciente respecto al contenido en lactosa: primero comprobar la tolerancia al yogur, después introducir los quesos y finalmente la leche.
  • La ingesta de líquidos debe ser 45-60 minutos antes o después de las principales comidas.
  • Comer lentamente y en ambiente relajado.
  • Reposar 15-30 minutos después de las comidas para aumentar el tiempo de vaciado gástrico.

Si se siguen las pautas dietéticas indicadas, siempre bajo asesoramiento dietético profesional, se pueden evitar con éxito las molestias ocasionadas.

Para aliviar el síndrome de dumping en el momento

  • Tomar te/infusión de hierbabuena o manzanilla
  • Respirar profundo
  • Recostarse x algunos minutos

Pasado un año, la dieta llega en la mayoría de los casos a ser una dieta perfectamente normal.

lunes, 14 de junio de 2010

8 SEMANA. MUCHAS DE CAL. 1 DE ARENA

He pasado la mejor semana desde que me operé.
Tolero bastante bien los sólidos. Increíblemente he introducido ya alimentos que pensaba no poder probar en meses y no he vuelto a notar la desagradable sensación del enganchón. Y he vuelto a perder algo de peso después de un par de semanas manteniendo los 124-125 kg.
Actualmente estoy a solo 1 kg de dejar de ser obeso mórbido para siempre, y pasar a solo ser obeso. He dejado de estar casi en superobesidad (el doble de mi peso ideal) a casi dejar de ser obeso mórbido. Aún queda, pero se van cumpliendo las expectativas como un reloj.

Esas son las de cal.

La de arena.

Este sábado, me encontraba muy cansado. Agotado.
Desayuné mi zumo con un par de galletas.
A media mañana, un trozo de jamón serrano y un par de tostadas.
A medio día, comí espaguetis con tomate. Deliciosos.
A media tarde y sin poderme quitar de encima el cansancio, merendé un pastel fresco de esos que se compran para preparar uno mismo, muy dulces y llenos de proteínas, con sabor a limón.
Entre ingestas, algún té frio sin azúcar, edulcorado, tipo Nestea y bastante agua.

Pero seguía agotado, por los suelos.

Mi mujer insistió en salir a dar una vuelta, ya que debía comprar un regalo para un cumpleaños, y accedí si íbamos en coche. Apenas podía caminar…
Quise que me acercara a la farmacia para que me tomaran la tensión, a ver si ese era el problema de mi debilidad. Empecé a temblar ligeramente sin control, y no de frio. Estaba blanco y muy mareado. No tenía fiebre pero me encontraba como el culo…
En la farmacia no toman la tensión los sábados, con lo que decidimos ir al ambulatorio de urgencias.
Después de explicar mi caso a los sanitarios, todo el tema de la cirugía bariátrica y la pérdida de peso masiva, me realizaron varias pruebas:
*Una toma de la tensión arterial. Estaba perfecto.
*Una prueba de saturación para descartar problemas en los pulmones. Saturaba al 100%. inmejorable.
*Un electrocardiograma. Mejor no podía tener el corazón.
*Y por fin, un pinchacito en el dedo para medir la glucosa. ¡Bingo!!

Pese a hacer tan solo 40 minutos de haber ingerido la tarta extra dulce, estaba tan solo a 60 mg/dl de glucosa en sangre, cuando lo normal, establecido como lógico, y estando 8 horas o más en ayunas, es de entre 90-100 mg/dl.
Y no solo NO estaba en ayunas, sino que debería haber estado muchísimo más alto tras semejante ingesta.
Estaba hipoglucémico. Muy bajo de azúcar en sangre. Inexplicable. Me había quedado sin combustible. Se me encendió la reserva, como a un vulgar Seat600.
Es un problema que se cura comiendo y no forzosamente algo con mucha glucosa… Un batido natural de frutas tropicales con algo de leche y azúcar en el bar de mi colega el churrero, me puso las pilas.
Sigo aprendiendo… Jamás antes me había pasado. Otra cosa nueva para anotar.

El domingo, lo pasé vegetando, descansando y cargando pilas, para desespero de mis dos hijos, locos por salir a donde fuese. Me duele por ellos, pero en un par de meses me veo hecho un “Schwarzenegger” y podré compensarlos.
Sayonara babyes!!!

martes, 8 de junio de 2010

7ª SEMANA. ESTO ES UNA CARRERA DE FONDO.

Desde el momento de mi intervención, los cambios y logros se han ido sucediendo de una manera continua, constante. Cada día lograba algo importante. Cada semana, una nueva conquista.
Hace un par de semanas que tengo la sensación de no conseguir nuevos logros importantes, aunque evoluciono según lo que es normal en esta cirugía.
Eso solo significa una cosa. Estoy llegando a la normalidad.
¡Bien!!

La gente que hace algún  tiempo que no me ve, sí que aprecia un cambio bastante grande (21 kilos menos son muchos kilos), pero esto es muy lento y llevo muy poco tiempo. 
Al menos, ya vuelvo a tener cuello… 

EVOLUTION1
Por un compromiso familiar, debí vestirme un poco ‘decentemente’ para visitar a unos amigos, y rebuscando en el armario encontré unos elegantes pantalones que tenía sin estrenar, probablemente procedentes de algún regalo de mi madre, que siempre me vio con demasiados buenos ojos y más ‘delgadito’ de lo que era en realidad.

Al mirarlos, directamente los descarté por parecerme demasiado pequeños. La costumbre. Por eso seguían sin estrenar.

Pero ante la insistencia de mi mujer, me los probé, no sin maldecir bajito y a regañadientes, sabiendo de antemano que no me iban a quedar bien. Ya os dije que en mi caso, la vanidad o la moda era lo último que me movía.
Pues con cinturón, porque sino se me caían…
Alucinante…
Si me descuido se quedan sin estrenar, por ser demasiado grandes.
De una 58-60 a una 48-50… (talla española)
Como me veo cada día, no me lo noto, pero esto va viento en popa.
He perdido la noción de mi actual medida.
Y lo que más me jode es tener que probarme ropa para ver que descarto definitivamente y que pasa a primera línea de mi colgador…
A mi mujer sí le gusta todo este tema. En fin…

Por otra parte, creo que mi báscula se ha roto. Lleva toda la semana marcando que peso entre 124,400 y 124,800. Y al día siguiente vuelve a marcar 125… Estoy en una fase de pequeño estancamiento.
Al parecer también es normal, dado que el esfuerzo físico ha sido mayor que en las semanas anteriores, aunque sin conseguir quemar calorías de verdad (ni sudar) por la gran debilidad que siento debido a mi ya vieja conocida astenia primaveral unida a la debilidad de no comer lo que tenía como habitual, y supongo que debo haber subido algo de masa muscular.  Sin la sofisticada báscula de mi cirujano, es imposible saberlo. Tengo que esperar un mes hasta la visita...

La ligerísima caída de cabello que experimenté ha cesado. Bien por mis pocos pelos.

La comida… Mi relación con la comida ha cambiado. No se si definitivamente, pero sí de manera notoria. Me explico.
Me pongo delante del plato y es como ver una serpiente ‘cobra’ mirándome a los ojos, retándome, diciéndome que lo más seguro es que me morderá…

Momento escatológico. Advierto…
Nunca he vomitado de niño. Y hacía más de 28 años que no vomitaba (mi única vez, bendita adolescencia y maldito alcohol) 
El jueves, volví a sentir esa desagradable sensación, al probar un trocito de pollo en salsa muy tierno y quedarse atrancado, pese a ser tragado lentamente, en minúsculas cantidades y hecho totalmente papilla. Mastico ya por costumbre más de 40-50 veces cada bocado, ¡y hasta los zumos!
Fue como un martillazo en el estómago. Una sensación de ahogo y de ganas de sacar las entrañas por la boca. Pensaba que me agujereaba por dentro… Pasé los 10 peores minutos de todo mi proceso de recuperación, hemorroides incluida (ver tercera semana).
Unos segundos después de arrojar el poco contenido en tres arcadas, recobré la paz.
Es increíble, porque ya había comido pollo y no me había hecho daño.
Ya no cené.
Alguna lagrimilla de rabia e impotencia por no poder o saber controlar el tema…

El desayuno siguiente fue muy ligth. Apenas un yogurt.
Para comer, una sopita de fideos finos con un huevo duro. Me sentó estupendamente.

Por la noche, pollo. Otro guiso, con otra receta. Y la misma sensación de enganchón desde el primer bocado.
Miedo…
Acabé cenando un trozo de melón fresquito y muy maduro.
Fuera el pollo durante una buena temporada.

Desde entonces, no se si por mi prudencia, por miedo o que, pero he probado muchísimas cosas nuevas, incluida la comida china (una sopita y poco más) y de momento, el organismo tolera muy bien todos los nuevos alimentos.

Después de hablar con varias personas que pasaron por lo mismo, me han dicho que me envidian, pues mi caso es infinitamente mejor que el suyo. Mejor respuesta a la cirugía, mejor recuperación, menos problemas postoperatorios, mejor adaptación a sólidos en la dieta, etc…

Aunque, para que os voy a engañar, pienso que a cada uno le duele más lo suyo que lo de los demás y se suele exagerar… No es para tanto.