Antes de mi operación tenía un serio problema para encontrar ropa de mi talla.
Así, cuando encontraba unos pantalones “guapos” o sencillamente que me pudiese abrochar, acababa comprándome 5 iguales, o como mucho, de diferente color.
Era la única manera de tener algo que ponerme, me gustara o no, para no ir enseñando el “mondongo” por la calle. Con el tiempo, he ido acumulando una buena colección de prendas 5-6XL, porque, además, me daba mucha pena tirar nada si me iba bien, ante la dificultad de encontrar algo que lo sustituyera.
Me vestía para no ir desnudo, aunque lo cierto es que siempre acababa encontrando algo que me gustaba y que guardaba para ocasiones especiales.
Viendo mi evolución, es lógico comprender que la ropa que usaba hace 7 meses, hoy por hoy me queda grotescamente grande.
Armarios llenos de ropa que poco a poco he dejado de usar, pero que seguía estando allí, menos los calzoncillos, que no entiendo muy bien como, acaban siendo estupendos trapitos para limpiar el polvo… Ni una sola braguita, solo “gallumbos” gigantes de los míos troceados.
Tenemos una amiga con un marido “biplaza”, como era yo hace algún tiempo… Y mi mujer, harta de ver “su” armario lleno de ropa que jamás volveré a usar, se puso al trabajo y llenó 4 bolsas industriales de pantalones, jerséis, camisetas, camisas y otras prendas… Una montaña de ropa… El viernes llegaron con un coche convertido en furgón y me desvalijaron y más tarde nos invitaron a cenar (ahora que como menos que un pajarito)
Eso sí, son una gente cojonuda y los quiero un montón. ¡Un abrazo Che!!!
La ropa que me compré hace unos tres meses me queda gigantesca y también desapareció.
Ahora tan solo me queda algún chándal “Decatlón”, la ropa técnica del quad y de la bici, algún pantaloncito de verano de hace 15-20 años que me vuelve a servir (como el de la foto) pero que temo se deshaga en cualquier momento por su edad y la ropa gigantesca del trabajo, que no puedo regalar, pues mi jefe no está por la labor de comprarme nuevas prendas… si total, lo mismo dentro de un par de meses tiene que echarme al paro por cierre de actividad…
O sea que si la empresa reúne lo suficiente para darme la paga extra que con tanto esfuerzo me he ganado, aprovecharé estos días de fiesta e intentaré encontrar algo no demasiado caro para llegar vestido a la primavera, aunque si sigo a este ritmo, dentro de 3 o 4 meses tampoco me valdrá.
En verano ya me dará lo mismo… con un tanga de leopardo pasaré los meses de calor sin problemas…
Lo de hacer ejercicio, de momento queda un pelín aparcado, pues poco tiempo y mucho frio, no invitan a hacer nada más de lo imprescindible. Aún así, mi tono muscular es bueno y cada día se me marcan un poquito más esos musculillos que tenía enterrados en grasa.
Todos. Ya me entendéis.
Joanna empieza a tener miedo de mi “energía”.
Entre el poco ejercicio invernal y los polvorones, barquillos, mazapanes y turrones que se acercan, hacen presagiar unas navidades sin resultados positivos en la pérdida de peso.
Me tengo que concienciar y poner las pilas, pero pienso que me va a resultar difícil pasar mis primeras navidades como “ex-obeso”.
O quizás me sorprenda de nuevo a mi mismo, como hasta ahora.
Para acabar, ahora que no tengo ropa, llega la primera ola de frio polar. No dejo de temblar en la nevera que es mi puesto de trabajo.
Solo faltaría morirme de frio, ¡ahora que estoy lleno de ganas de vivir!!!
¡Buen puente de diciembre para todos!! ¡Y vigilar las VISA’s, que luego viene el golpe!!!