martes, 30 de noviembre de 2010

SEMANA 34. AHORA SI QUE NO TENGO ROPA.

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Antes de mi operación tenía un serio problema para encontrar ropa de mi talla.
Así, cuando encontraba unos pantalones “guapos” o sencillamente que me pudiese abrochar, acababa comprándome 5 iguales, o como mucho, de diferente color.
Era la única manera de tener algo que ponerme, me gustara o no, para no ir enseñando el “mondongo” por la calle. Con el tiempo, he ido acumulando una buena colección de prendas 5-6XL, porque, además, me daba mucha pena tirar nada si me iba bien, ante la dificultad de encontrar algo que lo sustituyera.
Me vestía para no ir desnudo, aunque lo cierto es que siempre acababa encontrando algo que me gustaba y que guardaba para ocasiones especiales.

Viendo mi evolución, es lógico comprender que la ropa que usaba hace 7 meses, hoy por hoy me queda grotescamente grande.
Armarios llenos de ropa que poco a poco he dejado de usar, pero que seguía estando allí, menos los calzoncillos, que no entiendo muy bien como, acaban siendo estupendos trapitos para limpiar el polvo… Ni una sola braguita, solo “gallumbos” gigantes de los míos troceados.

Tenemos una amiga con un marido “biplaza”, como era yo hace algún tiempo… Y mi mujer, harta de ver “su” armario lleno de ropa que jamás volveré a usar, se puso al trabajo y llenó 4 bolsas industriales de pantalones, jerséis, camisetas, camisas y otras prendas… Una montaña de ropa…montaña de ropa El viernes llegaron con un coche convertido en furgón y me desvalijaron y más tarde nos invitaron a cenar (ahora que como menos que un pajarito)
Eso sí, son una gente cojonuda y los quiero un montón. ¡Un abrazo Che!!!

La ropa que me compré hace unos tres meses me queda gigantesca y también desapareció.

Ahora tan solo me queda algún chándal “Decatlón”, la ropa técnica del quad y de la bici, algún pantaloncito de verano de hace 15-20 años que me vuelve a servir (como el de la foto) pero que temo se deshaga en cualquier momento por su edad y la ropa gigantesca del trabajo, que no puedo regalar, pues mi jefe no está por la labor de comprarme nuevas prendas… si total, lo mismo dentro de un par de meses tiene que echarme al paro por cierre de actividad…

O sea que si la empresa reúne lo suficiente para darme la paga extra que con tanto esfuerzo me he ganado, aprovecharé estos días de fiesta e intentaré encontrar algo no demasiado caro para llegar vestido a la primavera, aunque si sigo a este ritmo, dentro de 3 o 4 meses tampoco me valdrá.
En verano ya me dará lo mismo… con un tanga de leopardo pasaré los meses de calor sin problemas…

Lo de hacer ejercicio, de momento queda un pelín aparcado, pues poco tiempo y mucho frio, no invitan a hacer nada más de lo imprescindible. Aún así, mi tono muscular es bueno y cada día se me marcan un poquito más esos musculillos que tenía enterrados en grasa.
Todos. Ya me entendéis.
Joanna empieza a tener miedo de mi “energía”.

Entre el poco ejercicio invernal y los polvorones, barquillos, mazapanes y turrones que se acercan, hacen presagiar unas navidades sin resultados positivos en la pérdida de peso.
Me tengo que concienciar y poner las pilas, pero pienso que me va a resultar difícil pasar mis primeras navidades como “ex-obeso”.
O quizás me sorprenda de nuevo a mi mismo, como hasta ahora.

Para acabar, ahora que no tengo ropa, llega la primera ola de frio polar. No dejo de temblar en la nevera que es mi puesto de trabajo.
Solo faltaría morirme de frio, ¡ahora que estoy lleno de ganas de vivir!!!

¡Buen puente de diciembre para todos!! ¡Y vigilar las VISA’s, que luego viene el golpe!!!

sábado, 20 de noviembre de 2010

7 MESES. 102 KILOS. ¡PERDIDOS 45 KILOS!! ¡Y FRIO!!

exodoEsto sigue a buen ritmo. Pierdo entre 2 y 3 kilos cada mes, sin esfuerzo, sin dietas, sin obsesiones (sin “demasiadas” obsesiones) y sin poder dedicar demasiado tiempo al ejercicio. Por suerte, mi trabajo ahora es mucho más físico al haber sufrido una nueva reducción de personal.
Los que quedamos, debemos suplir las tareas de los que por desgracia faltan.
Casi no recuerdo como era mi vida antes de la intervención. A lo bueno, nos acostumbramos rápido.

Pero…. ¡Que frio estoy pasando!!! ¡dios mío!!!
Ni en mis salidas en quad a los pirineos nevados, recordaba haber pasado tantísimo frio. Antes disponía de una generosa capa de grasa que me permitía pasar los inviernos de una manera más o menos cómoda. Pero ahora que la he perdido casi toda, ¡la sensación de frio es tremenda!!!

Este verano lo pasé muy bien, ya que no sudaba nada, nada. Pero claro. Eso implica que mi cuerpo ya no es una estufa encendida quemando calorías constantemente como cuando pesaba casi 150 kilos… y el frio es de las peores sensaciones que podemos sufrir. Ahora empiezo a entender a mi mujer, que se tapa en pleno agosto…

Eso me recuerda la historia de los antepasados aristocráticos de un buen amigo suizo. Disponían de tierras en lo que había sido Yugoslavia, actual Serbia, Croacia y Montenegro. Pues bien. En la revolución bolchevique, donde los comunistas ocuparon esos territorios, expulsaron a todos los ricos, poderosos y nobles de la zona. Entre ellos, los antepasados nobles de mi buen amigo. Entre las memorias que fueron escribiendo a medida que intentaban volver a su Suiza natal, en pleno invierno, y con lo puesto, lo que más choca es el momento en que describe que es lo que está resultando más duro de soportar. Sin comida, sin techo, semidesnudos, lo más aterrador, la sensación más terrible que sintieron, fue el frio intenso. Imposible de sacárselo de encima. Los más mayores y los más jóvenes, cayeron por el camino. Solo los más fuertes lograron sobrevivir, y muchos de ellos con congelaciones seberas y miembros cercenados para evitar gangrenas. Terrible.

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Bueno, no me enrollo. ¡Ya tengo mi ATV nuevo!!! ¡y para celebrarlo, una parrillada con filetes de Mamut!!!
…Para los demás. Yo solo comí un trocito de butifarra y media hamburguesa… y tan feliz ¿he?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

QUE MALA ES LA RUTINA… Y EL INSOMNIO.

despertadoresLlevo 2 semanas sin postear, pero es que apenas tengo nada nuevo que contaros. Todo es casi normal. Todo menos el sueño que arrastro.

Maldito cambio de hora. Mi cuerpo es casi un reloj. Y como tal, está acostumbrado a una rutina más o menos fija. Llevo 6 meses despertándome a las 5:30 de la mañana y ahora, con el retraso de una horita (a las 3 serán las 2, horario de invierno en Europa), como un clavo, a las 4:20-4:30 ya no puedo pegar ojo.

Antes me despertaba a esa hora porque mi mujer lo hacia. Entra a trabajar a las 6:30, pero a las 5:30 aprovechaba para ducharse, secarse el pelo, hacer tortillas batiendo huevos a mano, pasar el aspirador, derribar algún tabique con el martillo eléctrico… vamos, cositas totalmente silenciosas y que no molestan apenas… Y ya cogí el ritmo de madrugones.

Ahora que soy yo el que me despierto antes y me voy al comedor a leer un libro en el silencio de la noche, resulta que le molesta que lo haga porque la despierto… en fin…
¡Que bonito es el amor!!!

Luego, durante el día, me caigo por las esquinas de sueño…
Estaré mal hasta que me acostumbre, momento en que volverán a cambiar al horario de verano y me matarán de sueño de nuevo… Que mal lo pasaría en un vuelo transoceánico y el maldito “jet lag”.Garfield_durmiendoLo mejor, es que pese al sueño, no estoy cansado, sino lleno de vigor y fuerza. ¡Voy a tope! con ganas de hacer mil cosas y de disfrutar de mi nueva vida.
Actualmente peso 102,300 kg. 45 kg. menos que hace 6 meses y medio.
¡Me he quitado ya de encima el peso de una adolescente bajita!!! o el de casi 4 bombonas de butano… impresionante.

La hora de la comida ya no es ni la mejor hora del día (como antes de la intervención) ni la peor por el miedo al dolor (como los primeros meses después)
Se ha convertido en un mero trámite que debe ser cumplido. Sé que alimentos me pueden hacer daño y que cantidades son las que tolero bien. He aprendido mecánicamente a masticar mucho y a parar cuando me siento satisfecho, aunque sea solo tras dos bocados… si doy el tercero, lo paso mal. Así pues, lo evito y paso una feliz sobremesa. Esa es mi nueva relación con el alimento. Comer para vivir. No vivir para comer. Mi nueva rutina.

La rutina es lo que lleva al tedio, pero yo la necesito para vivir con todo controlado y de manera fácil, al menos la mayor parte de la semana. La rutina es aburrida, pero segura y cómoda. Aprovecho el fin de semana para romperla y hacer cosas que me viene de gusto. Sin ese equilibrio, no podría vivir feliz como vivo hoy.

Y me he comprado un nuevo ATV para DESTROZAR LA RUTINA SEMANAL EN PEDAZOS cada domingo por la mañana… ¡Vivan los créditos bancarios!!

Un saludo y mucha fuerza a todos los que estéis pasando por lo mismo que yo, o que estéis pensando en dar el paso para recuperar una vida plena y llena de salud y energía.
¡Ánimos!!